En Scena Málaga trabajamos el monólogo en el curso de interpretación, en este artículo daremos algunas pinceladas sobre este elemento clave del lenguaje en teatro.

¡Toma nota!

¿Qué es un monólogo?

El monólogo se define como el discurso de una persona, donde el personaje que habla no se dirige directamente al interlocutor con el propósito de obtener una respuesta, distinguiéndose así del diálogo por la ausencia de intercambio verbal y por la importante extensión del parlamento, separable del contexto dialógico.

El monólogo en el teatro

Características del monólogo

Como características propias podemos encontrar:

  1. Los cambios de dirección semántica (propios del diálogo) se limitan a un mínimo que asegure la unidad de lo enunciado.
  2. Suele ser percibido como poco verosímil, por lo que en determinados tipos de textos se reducen a algunos usos indispensables.
  3. A veces suele considerarse estático para una parte de la audiencia, por ello hay que cuidar mucho su puesta en escena.
  4. El monólogo también revela rasgos dialógicos (por ejemplo cuando el personaje evalúa su situación dirigiéndose a un interlocutor imaginario).

El Yo emisor y el Yo receptor del monólogo

Existe dentro del monólogo un Yo emisor y un Yo receptor. El Yo receptor es necesario para dar significado a la enunciación del Yo locutor. A veces el Yo locutor interviene con una objeción, una pregunta, una duda, etc.

Emisor y receptor del teatro

Tipos de monólogos en teatro

Según la función dramática pueden ser:

  • Técnico: es un relato en el que el personaje presenta acontecimientos pasados o que no pueden representarse directamente.
  • Lírico: Momento de emoción en un personaje, que se deja llevar por sus confidencias.
  • De reflexión o de decisión: El personaje se enfrenta a una situación delicada, se presenta a sí mismo los argumentos y contraargumentos de su conducta.
  • Interior: El personaje lanza en desorden y sin preocuparse de una lógica, los pensamientos que pasan por su mente, (suelen ser fragmentos de frases, oraciones inconclusas.) con ello se suele buscar mostrar el desorden emotivo o cognitivo de su conciencia).

Del correcto desarrollo del monólogo interior llegamos al Soliloquio.

El soliloquio ¿Qué es?

El soliloquio es el discurso que una persona mantiene consigo misma. Gracias a él, el personaje puede exteriorizar, mediante una convención teatral, lo que de otro modo se mantendría en el desconocimiento del espectador. Se puede dar en momentos de búsqueda de sí mismo, y releva al espectador el alma o el subconsciente del personaje de manera mucho más clara que el monólogo interior.

El soliloquio

Ejemplo de monólogo en teatro

Como ejemplo de monólogo, uno de los más conocidos, es el que representa Hamlet en la obra del mismo nombre de Williams Shakespeare:

“Ser o no ser, he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas? Morir…, dormir; no más ¡Y pensar que con un sueño damos fin al pesar del corazón y a los mil naturales conflictos que constituyen la herencia de la carne! ¡He aquí un término devotamente apetecible! ¡Morir… dormir, tal vez soñar! ¡Si, ahí está el obstáculo! Pues es forzoso que nos detenga el considerar qué sueños pueden sobrevivir en ese sueño de la muerte, cuando nos hayamos liberado del torbellino de la vida.

¡Esta es la reflexión que da tan larga vida al infortunio! Pues ¿Quién soportaría: los ultrajes y desdenes del mundo, los agravios del opresor, las afrentas del soberbio, los tormentos del amor desairado, la tardanza de la ley, las insolencias del poder y los desdenes que el paciente mérito recibe del hombre indigno, Cuando uno mismo podría procurar su reposo con un simple estilete?

¿Quién querría llevar tales cargas, Gemir y sudar bajo el peso de una vida afanosa, Sino fuera por: Temor a algo tras la muerte, la ignorada región de cuyos confines ningún viajero retorna, temor que desconcierta nuestra voluntad y nos hace soportar los males que nos afligen antes de lanzarnos a otros que desconocemos? Así la conciencia nos vuelve cobardes a todos y así el primitivo matiz de la resolución desmaya con el pálido tinte del pensamiento, y las empresas de gran aliento o importancia, por esa consideración, tuercen su curso y pierden el nombre de acción.

Pero… ¡la hermosa Ofelia! Graciosa niña, espero que mis defectos no serán olvidados en tus oraciones”.

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