Este mes de octubre se cumplen 10 años desde que Scena abrió sus puertas. Si tuviera que definir en unas cuantas palabras lo que han significado para mí estos diez años… sería muy difícil, la verdad. Aunque podría resumirse en tres palabras: trabajo, esfuerzo e ilusión, sobre todo ilusión.

A veces mis alumnos me preguntan cuál es mi obra favorita y siempre les contesto que no lo sé. A lo mejor piensan que es por evadir la respuesta, pero no es así. Es que sencillamente es muy difícil elegir de entre todos los montajes que he llevado a escena uno mejor que otro. Es como preguntar a una madre a cuál de sus hijos quiere más.

De todas las obras guardo un especial recuerdo; una por lo dificultoso del trabajo, otra por la agradable compañía, otra por lo arriesgado del montaje, todas y cada una de ellas están en mi corazón.

La labor pedagógica es de las tareas más gratificantes

Si tuviera que elegir un sentimiento que defina estos diez años me quedaría con la satisfacción. Ver, cómo un grupo de personas que hasta ayer no se conocían de nada, ponen en marcha un proyecto en conjunto, hace muy feliz al capitán del barco. Ver cómo a veces se enfrentan al texto como a un precipicio, e ir enseñándoles a perder ese miedo, e ir transformando esas frases en un personaje vivo, en un movimiento, en una vida.

Ser al mismo tiempo directora y guía del proyecto, pero sin perder el norte, siempre con humildad y teniendo en cuenta, como les digo a mis alumnos de teatro en Málaga, que el teatro es un trabajo en grupo, que “si caes tú, caemos todos”, que somos “una piña con muchos piñones”, como me gusta repetirles.

            Me siento afortunada de hacer lo que hago y de hacerlo cómo lo hago. Y espero seguir haciéndolo no 10 años más, sino 100 si fuera posible…

Aunque he de confesar que no he dicho toda la verdad… si hay una obra a la que tengo especial cariño, se llama “El maleficio de la mariposa” y es una de las obras de Lorca menos conocida, aunque no menos intensa, a mi forma de ver. La recomiendo a quien no la conozca. Y le tengo especial cariño no por haberla dirigido, sino porque una vez hace treinta y tantos años ya, me subí al escenario y pronuncié unas frases disfrazada de insecto. Fue mi primera vez en el escenario… y esa sensación nunca se olvida.

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