En el mes de julio pasado nos ha dejado uno de los más grandes creadores escénicos de nuestra época, buscador incansable de nuevas formas teatrales: Peter Brook.
Entre los creadores más notables del teatro de finales de siglo XX figura por derecho propio el inglés Peter Brook, autor de 4 interesantes ensayos: El teatro mortal, el teatro sagrado, el teatro tosco y el teatro inmediato, que publicó conjuntamente con el nombre de “El espacio vacío”.
Índice del artículo
Los comienzos de Peter Brook
Nacido en Londres en 1925, Brook se inicia como director en 1945, dentro de la más clásica tradición inglesa, destacando por sus montajes sobre textos de Shakespeare en la “Royal Shakespeare Company” (RSC), donde dirige a actores de la talla de Laurence Olivier, John Gielgud, Glenda Jakson o Scofield. Posteriormente, evolucionó sobre formas de vanguardia, encontrándose en el camino con el Teatro de la crueldad de Artaud o con trabajos de Brecht.
A partir de los años setenta del pasado siglo se traslada a París, donde funda su famoso teatro “Bouffes du Nord”,base de su experimentación donde desarrolla sus propuestas durante casi cincuenta años.
Obras de Peter Brook
Sus montajes más espectaculares son:
- “Marat-Sade” de Peter Weiss(1964) con el que ganará el Tony al mejor director dramático.
- “Los biombos” de Jean Genet (1964).
- Numerosas versiones de obras de Shakespeare:
- “Hamlet”.
- “El rey Lear”.
- “La tempestad”.
- “Sueño de una noche de verano” (1970) en el que combina la magia y el circo con el teatro de muñecos y el music-hall.
Pero sin duda de sus creaciones más notorias está el “Mahabharata” (1987) versión de 9 horas de duración del poema épico hindú del mismo nombre y con la misma fuerza expresiva que el original.
Ganador de numerosos premios
Muchos son los galardones que el inglés ha recibido a lo largo de su dilatada trayectoria, el último de ellos, en el año 2019, el Premio Princesa de Asturias de las Artes.
Características de su teatro
A Brook también se le ha criticado, se le ha acusado de eclecticismo, de acaparar todas las tendencias, de intentar satisfacer a los más diversos públicos. Nada más erróneo, cabe destacar que en la historia del teatro pocos creadores han mantenido toda su vida un mismo estilo de trabajo. Brook ha mostrado un cambio continuo en sus montajes, bajo su propia exigencia e inconformismo, lo que lo hace aún más válido.
Ha tenido el ingenio, el atrevimiento y el buen gusto necesarios para saber investigar dentro de unas fórmulas concretas. Todo ello, en muchos casos, dejando que el propio texto impusiera la forma escénica.
Nos deja un hombre interesado por el teatro y que abrió sus fronteras a nuevas formas de creación, que combinó lo clásico y lo más vanguardista, que supo buscar la esencia del teatro oriental y comunicarla como ninguno al espectador. Se va otro de los grandes genios de la escena.
“Puedo tomar cualquier espacio vacío y llamarlo un escenario.Un hombre camina por un espacio vacío mientras que otro lo observa. Eso es todo lo que se necesita para realizar un acto teatral”. “El espacio vacío” – Peter Brook.
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